Retroceso.

Al fin y al cabo solo soy una pobre diabla que no tiene la mínima idea de nada. No soy capaz de afrontar la vida tal y como se presenta (si, yo, la que cree en el destino y la que supuestamente tendría que aceptar lo que le está marcado). Pero qué voy hacer si soy una niña impaciente y caprichosa que quiero todo aquí y ahora cuando sabe perfectamente desde que te conoció que todo lo bueno se hace esperar(y no poco, sino mucho y que solo llega tras grandes batallas). Pero no todo se supera.No, tampoco se asimila. La vida a cada rato te sorprende y te acorrala para decirte que no te acostumbres a nada que te haga feliz.
Confesar que soy tan imprudente, como para cruzar la calle sin mirar e ir con prisas a todos lados por miedo a no llegar a tiempo para amar tanto como lo que pesa el amor al co(razón). Y tan impulsiva como para 'querer y poder' y no pensar en las consecuencias. De ahí que las heridas me duelan siempre más de lo normal y de lo que puedo soportar.
Es de ley crecer y darte cuenta que nada mejora con el tiempo ni nada cura con los años. Siempre irá en nuestra contra y las agujas solo abrirán heridas irremediablemente incurables.
Creo que por eso me gusta estar con todas aquellas personas que quiero y que con sus ojos me hagan sentir como cuando éramos niños, que la única preocupación era que no nos quitaran de los manos el libro desplegable de Pinocho y lo malo era tan lejano a nuestras manos tan inapreciable.
No vale nada, te repites día a día que debes aprender con el tiempo pero te parece tan mal maestro que no encuentras manera de entenderlo.
Quieres salvar al mundo del reloj y a duras penas te sabes cuidar tú. Que solo te salvas escribiendo. Arrancando el minutero del corazón.

Comentarios

  1. Precisamente hoy esta entrada me viene que ni pintada...
    Cuánta razón , madre mia...

    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares