He encontrado el norte, otra vez.

He intentado escribir poesía
sobre cada vértice
de tu cuerpo de papel,
intentando besar palabras
aún no inventadas.
De las que desnudan
sentimientos
atragantados,
esos que hacen nudos,
que desgarran
y al mismo tiempo,
te hacen el amor.

En cambio hoy quise hacérmelo a
kilómetros de ti,
y me he sentido como una alma
fría buscando calor
en el norte, aquel que perdíamos
entre la ropa que nos quitábamos
para hacerlo propio,
de nuestras vidas,
¿recuerdas?
Y si, allí solo había
laberintos de icebergs
más fríos
que mi propia voz
secuestrada por el
silencio.

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